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Ruta San Bartolomé de Tirajana-San Bartolomé de Tirajana (por Cruz Grande y Degollada La Manzanilla)

Ruta San Bartolomé de Tirajana-San Bartolomé de Tirajana (por Cruz Grande y Degollada La Manzanilla)

Ruta San Bartolomé de Tirajana-San Bartolomé de Tirajana (por Cruz Grande y Degollada La Manzanilla)

14,82 km
03:50
Fácil
Si
1292,00 m
886,00 m
565,00 m
565,00 m

El recorrido circular permite acercarse a uno de los extremos de la 'mancha' de pinares canarios del sur que forman los de la comarca de las Tirajanas.

El itinerario asciende por el tramo final, en sentido inverso, del Camino de Santiago, uno de los dos que conducen a templos consagrados al Apóstol de la isla de Gran Canaria, los de San Bartolomé de Tirajana, Tunte en lengua aborigen, y el de Gáldar, en el norte.

La marcha comienza en la misma puerta de la iglesia y asciende por las casas de la población y el barrio de Escaleritas hasta llegar la primer tramo del camino forestal que está señalizado convenientemente, no muy lejos del colegio público.

A partir de ahí, todo es ascender y ascender por un camino muy bien acomodado que permite dejar a la derecha el borde de la Caldera de Tirajana, una depresión construida por la erosión de aguas de lluvia en un periodo temporal muy amplio, desde los 500.000 a los 51.500 años atrás. Tiempo en el que el clima en Gran Canaria era sensiblemente más húmedo.

La erosión en modo alguno ha parado, pero no es ni la sombra de lo que en su día fue. La Caldera de Tirajana supuso la salida de ingentes cantidades de materiales, arrollados por el agua y depositado en dos frentes costeros, en el sureste, y en el sur, formando parte de las Dunas de Maspalomas. La caldera tiene un área de 45 kilómetros cuadrados, forma oblonga y una longitud de ejes mayores de cinco kilómetros y doce kilómetros.

Llegados arriba, junto a la carretera general San Bartolomé de Tirajana-Tejeda-San Mateo, dejamos de subir.

Hemos arribado a Cruz Grande. La cruz que da nombre al lugar está justo encima, delante. sobre la misma vía.

Sobre nosotros, y sucendiéndose uno a otro, hay dos promontorios, dos cerros, el Morro de Cruz Grande, el primero, y el Morro de las Vacas, el segundo. Ambos son dos estaciones arqueoastronómicas, lugares donde los aborígenes canarios hacían observaciones directas del cielo para conocer el paso del tiempo. Las estrellas, la luna, eran parte de su calendario conocido. Para conocer su posición exacta, apilaban algunas piedras para formar torretas con las que trazar líneas imaginarias y posicionarlas en el firmamento.

A partir de aquí el camino se vuelve pista forestal. Larga, en varios kilómetros. En días despejados, podremos ver el Roque Nublo, que quedará detrás a medida que avancemos hasta perderlo finalmente de vista. Todos los pinos que vemos a nuestro alrededor son de repoblación, por entero canarios, del sur, muy resistentes a las escasas precipitaciones.

El final de la pista tal como la vamos caminando, llega en la Degollada de la Manzanilla. A partir de ahí, tendremos que bajar por el camino que desciende a la vista nuevamente de la Caldera de Tirajana. Poco a poco, iremos llegando a zonas habitadas en los llamados LLanos del Amo, con algunas granjas de animales y unos pocos terrenos de cultivo.

Ya sobre asfalto, y superado el Hotel Las Tirajanas, volveremos a entrar en el barrio de Escaleritas para llegar a la plaza de la Iglesia desde donde partimos.