Junto al aeropuerto encontramos una pequeña y pintoresca cala que nos invita a adentrarnos en las profundidades. Esta inmersión tiene tres zonas muy marcadas: la parte menos profunda, hasta los 10-15 m, ideal para disfrutar con comodidad incluso probar alguna nocturna y acercarse a la cueva, la ladera que cae hasta la gran planicie de arena salpicada de rocas con curiosas formas y, por último, la escarpada ladera que baja desde los “campos” de anguilas jardineras hasta los bosques de corales negros. Una peculiaridad del sitio es también que se encuentra bajo al inicio de la pista del aeropuerto, por lo que los aviones se aproximan muy bajos, tanto que más de uno agachó la cabeza al paso del primer avión.

El varadero de embarcaciones ofrece una excelente alternativa para la entrada al agua, existiendo varias escaleras que permiten también una entrada y salida relativamente cómodas. Se puede optar por un buceo con gafas y tubo por la zona o podemos también aventurarnos a explorar las bajas que se esconden en la planicie de arena frente al varadero y siguiendo hacia la punta de la inmersión conocida como El Fraile.